jueves, 11 de junio de 2009

Diego en el banco. (Pero no es sobre futbol)

Diego en el banco, un lujo. ¿Qué más? el mejor jugador del momento en la cancha;.el delantero más metedor del fútbol inglés. Otro, por apodo Puppi, que tiene una enorme trayectoria en el exterior, en Italia. Y te digo que hay que ser bueno para mantenerte tanto tiempo con los tanos eh.
Podría seguir pero este no es un artículo sobre fútbol. Porque el fútbol es un negocio que le da de comer a un montón de imbéciles que se sientan cinco días por semana a hablar estupideces en cuanto canal de televisión les de aire.
Te la hago corta. Tenemos un equipo de puta madre que cotiza en varios palitos euro por nuca. Debe ser uno de los más caros del momento. Mayormente constituido por jugadores que triunfan en las ligas más reconocidas. Es verdad, no es joda.
Entonces ¿por qué juega como el joraca? ¿por qué -sabiendo que hay que guardar energías porque la altura te agita- juegan al pelotazo? Porque representan a nuestra sociedad. Están enfermos de argentinismo.
Se trata de una patología que consiste en estar en plena adolescencia política, reventándonos los granitos de pus contra el espejo de la historia!!!!!. Un mal (que por bien no viene) que hace imposible la generación de una acción efectiva; un hecho (no digo una idea porque somos talentosísimos para crear).
Si vos ves jugar a dos equipos latinoamericanos, te das cuenta que los tipos se saludan, se ayudan a levantarse, compiten sanamente. Cuando jugamos nosotros, si pueden nos afeitan las patillas de una patada. ¿Debemos pensar que todos son malos?¿qué están confabulados contra nosotros? ¿qué nos odian porque somos los mejores?. No. Debemos pensar más vale que somos un mar de potencialidades naufragando en las putas aguas de la inacción. Debemos pensar que si lo único que hacemos es buscar culpables de todo (aún de nuestras responsabilidades) estamos enfermos de impunidad y corrupción. Pero no sólo los políticos. Nuestra sociedad está herida de muerte si no cambiemos el paradigma. La creencia de que no tenemos nada que aprender, o de que nadie puede enseñarnos nada, es en realidad encerrarnos en nuestra propia ignorancia. Y la terrible consecuencia de esa ignorancia es la peor de las soberbias.
Invito a que dejemos de andar sacando pecho con los bracitos doblados y los hombros echados para atrás. Es una actitud que pretende disfrazar de musculoso, el arrogante presente de un pobre gordito.
No lo digo por Maradona, lo tomo como espejo mío, suyo y de nuestra bendita sociedad.Chau.