viernes, 21 de noviembre de 2008

Argentina es “Macayista”


Prendo la tele, hago zapping, es domingo, paro en el fútbol. Juegan Argentinos Juniors y Velez. Entonces mandan cinco tomas de la misma jugada, en cámara lenta, en ángulo invertido, desde atrás del arco, desde adelante, desde arriba. La jugada no me mueve un pelo, en realidad avanza Pandolfietti (no puedo dar fe del apellido pero sonaba parecido) avanza Pandolfietti decía, elude a uno, entra al área poblada de camisetas de los dos cuadros, gira, amaga.. y ...se cae. Eso es todo. ¡Malísimo Pandolfietti!, pienso, ¡un crotto!, y escucho, acompañando la eterna reiteración de imágenes de Pandolfietti cayendo, como si fuera la voz del mismo Dios, el comentario certero de Macaya Márquez. En su discurso, Macaya plantea que:

1.- Pandolfietti encaró mal al defensor.
2.- Se cae sólo, nadie lo toca.
3.- Cuando produce el giro, se ve claramente cómo se desequilibra.
4.- Si en lugar de girar hacia la izquierda giraba hacia la derecha podía descargar en Priggiani que estaba mejor perfilado que él para pegarle con la cara interna del pié derecho y convertir.

No voy a desmenuzar tales comentarios esclarecedores sobre la imagen de una jugada totalmente irrelevante que acabo de ver cinco veces con mis propios ojos. No lo conozco personalmente pero Macaya Márquez parece un tipo sobrio, serio, creíble. Debe ser un buen tipo que sin quererlo representa uno de los rasgos de nuestra sociedad, ese talento tan argentino que supone el análisis inagotable de lo que acaba de pasar (relevante o no) asociado al postulado de un sinfín de opciones superadoras de lo que pasó, con el siguiente olvido permanente de la cosa hasta que amaine o sea políticamente correcto recordarlo. El relato de los hechos (con mayor o menor intencionalidad) y la creatividad ingenuamente aplicada hacia el pasado. Por un lado lo que fue y a continuación una suerte de traducción al idioma de lo que pudo y debió haber sido.
Somos una sociedad que se expresa con el pasado imperfecto, el potencial y el subjuntivo, algo así como: “Mi abuelo era hombre; si hubiera sido mujer podría o no haber sido mi abuela”, o en términos más académicos: “Sócrates era filósofo, si hubiera pensado sobre la reproducción del tatú carreta no lo hubieran matado con cicuta sino a patadas en el traste”.

En términos de ecuación sería:
1.- Análisis del pasado (apasionado, subjetivo y políticamente correcto)
2.- Planteo de hipótesis de acción vinculadas (si hubiéramos hecho esto o lo otro, bla bla bla)
3.- Conclusión (reconversión del fracaso real y rotundo habitual en un éxito potencial clarísimo)

No sé muy bien por qué, pero tengo la sensación de que el modelo “Macayeano” no contribuye a producir sino palabrerío. Que me disculpe Enrique que es un destacado periodista deportivo del que estoy tomando un aspecto para calzárnoslo como sociedad. No es una crítica a su desempeño sino una observación sobre esta sociedad que me y nos contiene. (En machazo error incurriríamos si pensáramos que la argentinidad y los rasgos de la sociedad argentina nos son ajenos porque somos unos esclarecidos de la hostia).
Les propongo seguir ahondando esta visión sobre los rasgos actuales de nuestra sociedad, para después definir consensuadamente los esperables y tratar de construir el puente de oro entre lo que somos realmente y lo que algún día queremos llegar a ser.
Mis últimas palabras para Pandolfietti quien habiendo nacido en estas latitudes y teniendo la suerte de poder hacer lo que quiere, lo hace tan pero tan mal sin que nadie repare en su escasa eficiencia a la hora de cumplir con su misión.
Chau.

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